BLOGGER TEMPLATES AND Friendster Layouts »

lunes, 7 de febrero de 2011

Son poco más de las 17:15. No sabía si retomar el diario hoy o dejarlo correr, la verdad. El espectáculo de anoche fue... en fin, no sé cómo describirlo. Creí que perdíamos a Renée, de verdad que anoche llegué a creerlo. Y eso que quien subió al escenario esta vez era apenas un niño... quizás tenía quince años, no creo que mucho más. Ni siquiera sé cómo se metió en el local, quizás se coló por una de las puertas laterales. El caso es que, a simple vista, no parecía tan joven. Llevaba esa ropa ancha como de rapero, que nunca deja claro qué edad puede tener quien está debajo. Como siempre, Renée le tomó las manos, entró en trance y... las heridas empezaron a multiplicarse por su cuerpo como nunca antes. Se me puso la carne de gallina escuchando los chasquidos que hacía la carne abriéndose, desgarrándose. Aquellos chasquidos que resonaban por la nave, acallando al público...

Gracias a Dios, Benway ha conseguido detener las hemorragias, tan eficazmente como siempre. Pero, por un momento, creí que esta era la última absolución de la Papisa. Su cuerpo temblaba en mis brazos, espasmódicamente, y la frente le ardía como si le hubieran cosido brasas bajo la piel. Brasas que, en cualquier caso, se habrían congelado ante la mirada que nos ha echado Lucio a su llegada al local. Me puedo figurar su siguiente movimiento en nuestro tablero particular de ajedrez: hoy intentará convencer a Renée por todos los medios de que desista de hacer esa gira por Europa. "¿Después de lo de anoche? ¡Ni lo sueñes!" Como si lo viera, vamos, es tan predecible... Sólo espero que, aunque magullada, Renée no se haya quedado ciega como para dejar de ver la oportunidad de oro que tenemos en esa gira. España nos espera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario