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viernes, 25 de febrero de 2011

CONFESIONES: ¿HECHOS REALES?


Es curioso: cuando abrí el blog, una de las posibilidades que más me atraía era hablar un poco del proceso de creación de la novela, de esas pequeñas conexiones que van encajando entre sí hasta dar como resultado la aventura que está siendo Cuerpos descosidos... y sin embargo, la sección que di en titular "El diario de Javi"  (que era en la que tenía planeado dar rienda suelta a esta paranoia reflexiva... y que es algo que tanto me hubiera gustado leer de algunos de mis libros favoritos) apenas ha dado de sí de momento. Todo tiene una justificación, en cualquier caso: la vorágine del lanzamiento físico del libro durante estas semanas, unida a otras promociones, ha hecho casi inviable centrarme más en este apartado. Espero poder ir solventando esto en lo sucesivo, desde luego. Por el momento, y después de darle unas cuantas vueltas al asunto, creo que empezaré por una pequeña confesión...

Si hay algo que me está sorprendiendo de esta experiencia es el modo en que todo se está canalizando hacia un personaje concreto de la novela, y que ni siquiera es el protagonista: la Papisa Renée. Desde la portada del libro (con esa idealización que ha hecho Felideus del personaje), hasta su falso perfil en Facebook, no son pocas las personas que me han manifestado sentirse intrigadas por el magnetismo de este personaje... ¡antes incluso de conocerla leyendo la novela! Realmente, es algo que me asombra. Y preguntándome los motivos de este fenómeno, he llegado a la conclusión de que, decididamente, la realidad supera a la ficción. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que, aún con toda la coña, la Renée de mi novela está ligeramente inspirada en una Renée real. Comentaron el caso en cierto programa televisivo sobre parapsicología y fenómenos extraños, un programa semanal muy famoso que a buen seguro todos conocéis. Desgraciadamente, ahora no recuerdo con certeza cuándo lo vi, es posible que fuera en su tercera temporada, pero el caso me llamó la atención y supongo que se quedó ahí, macerando en mi subconsciente, para emerger en la novela reconvertido en otra cosa. No recuerdo que la mujer en cuestión se llamara Renée, seguramente el nombre era otro, pero el apodo de "La Papisa" sí es posible que fuera el mismo. Por supuesto, tampoco absolvía pecados, pero sí tenía cierta sensibilidad especial con la que, supuestamente, limpiaba el aura de la gente a la que tocaba con sus manos. En ocasiones, además, esto se traducía en un peculiar estado de bienestar en la otra persona (quizá provocado por la auto-sugestión de la otra persona, quién sabe). En cualquier caso, lo que más me chocó fue algún plano que recuerdo de su piel ligeramente magullada, y que ella atribuía a un efecto de aquellas limpiezas de aura, si era así como las llamaba (de nuevo, no me sorprendería que todo se debiera a una suerte de auto-sugestión). Sea como fuere, no tenía nada que ver con las terribles lesiones de la Renée de mi libro, claro: las de aquella mujer eran simples rozaduras, algo así como erupciones en la piel.

Seguramente, si alguno de vosotros sigue este programa (y estoy seguro de que más de uno lo sigue), tal vez se acuerde de este caso. Así que, corazones de buen alma, si me pudierais recordar en qué número fue, os lo agradecería... ya más por curiosidad personal que otra cosa, vaya, pues lo he estado buscando por Youtube y no ha habido manera. En cualquier caso, ahí queda mi confesión. ¿Acaso no me debo a mis lectores?  :-D

1 comentario:

  1. La reseña que le han dedicado en el blog "sobre literatura fantástica" es impresionante, pero a mi lo que me interesa saber es si habrá presentación del libro en Valencia, ya sabe por eso de tenerlo firmado y de conocerle en persona.

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