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miércoles, 16 de marzo de 2011

ENTREVISTA A PROPÓSITO DE "CUERPOS DESCOSIDOS"

Hoy me complace compartir con vosotros una de las entrevistas más interesantes que me han hecho en todos estos años. Con preguntas y fotografías a cargo de mi compañero Javier Herce, la podréis encontrar íntegra pinchando en el enlace inferior de la portada de "Ultratumba Nº 3" (no sólo la podéis leer, sino también descargar en pdf). En cualquier caso, abajo os dejo la parte de preguntas y respuestas. Espero que os guste.


-¿Qué significa para ti escribir?

Si te soy sincero, mi concepción sobre lo que significa para mí escribir ha cambiado mucho con los años. Me descoloco cuando oigo a no pocos escritores afirmar con toda certeza que escribir es una necesidad o una droga, porque yo me siento muy poco identificado con eso. De hecho, no puedo decir que sean demasiadas las veces en que he experimentado ese impulso, esa urgencia casi visceral de vomitarlo todo en un papel. Quizás sí me pasó con “El tercer deseo”, donde el proceso de escritura fue como menos meditado, más incontrolable, y creo que se debía en parte a que básicamente estaba hablando de mí mismo y de una serie de cosas muy personales casi a modo de diario, exorcizando demonios y arremetiendo contra muchas actitudes que me exasperaban. Toda esa rabia, tristeza y esperanza acumuladas me imagino que fueron el combustible para alimentar una forma de escritura que apenas he visto repetida después más que, tal vez, en mi blog de las Ultracerdas. No creo que sea ni mejor ni peor, pero ahora me tomo la escritura de forma más calmada, más metódica, casi diría que incluso más cerebral. Más profesional, vaya. Entiendo la escritura como un ejercicio de planificación, metodología y, sobre todo, disciplina. Ya no siento aquella urgencia casi adolescente de ajustar cuentas a lo bestia, no sé, supongo que ahora me veo más como un narrador que busca el mejor modo posible de contar las historias de otros, no la suya propia. Y, por supuesto, todo eso hace que te vuelvas muy auto-consciente de lo que estás escribiendo y de cómo lo estas escribiendo. ¿Se pierde frescura así? Puede ser, pero no dudo que también se gana en madurez y, si uno lo hace bien, en intensidad. Quizás “El tercer deseo” saliera de forma más fluida, pero te aseguro que pocas veces he disfrutado tanto, y lo he pasado tan mal al mismo tiempo, como escribiendo el tercio final de “Cuerpos descosidos”.

-¿Eres más de relatos, o de novelas?

Difícil me lo pones. Yo creo que cada cosa tiene lo suyo y, aunque sé que caigo en un tópico, tan difícil es escribir una buena novela como un buen relato. En mi caso, de hecho, incluso me costó más escribir mi antología de cuentos de terror góticos “El manjar inmundo” (que se editará este año o el próximo, si todo va según lo previsto) que cualquiera de mis novelas. Sí que puede ser que, ya sólo por inversión objetiva de tiempo, e incluso por perseverancia a la hora de acabar algo tan largo, parezca que una novela es más difícil de elaborar, ya que la extensión es muy superior a un relato y todo se ve como a mayor escala. Pero yo creo que la gente está muy equivocada al ver el relato como un género menor. Cualquiera se puede sentar y escribir cuatro folios con una historia, pero eso no garantiza que de ahí salga algo potente, ni siquiera algo medio potable. El relato corto exige una gran atención a los detalles, una capacidad de síntesis tremenda y un importante manejo de las imágenes y de lo que se dice entre líneas. En una novela te puedes explayar todo lo que quieras, incluso de vez en cuando colar cosillas superfluas tan sólo por “ambientar” o por darle ritmo o por mero capricho, pero irse por las ramas en un relato corto es fatal. En los relatos tienes que ir al grano sin que siquiera lo parezca y lograr que todo esté muy bien ensamblado para servir a tus propósitos… digamos que en ellos eres un poco más esclavo de las formas que en una novela. Curiosamente, las editoriales suelen ser reacias a editar antologías de relatos, aduciendo que a los lectores no les interesa leerlos, y sin embargo ahí tenemos a Truman Capote, Angela Carter, Jorge Luís Borges o, por irnos a otro siglo, Edgar Allan Poe, que han escrito relatos cortos tan magistrales que dejan en evidencia a muchas de las novelas que se publican hoy en día. Te lo digo todo con decirte que lo más impresionante que he leído en meses es el relato “La máscara de mi padre”, de Joe Hill. Toda una pieza de orfebrería.

-En tu trayectoria te hemos visto desenvuelto en diferentes géneros. ¿Te quedarías con alguno?

Yo creo que me debo de quedar con todos, si no, no se explica esa tendencia que suelo tener a la mezcla genérica. En “El tercer deseo” había tanto de melodrama romántico como de novela testimonial y, sin embargo, también se veía una fuerte carga fantástica con el tema de los cuentos de hadas e incluso con alguna intromisión esporádica de realismo mágico. En “Todas las maldiciones del mundo” se usaba un envoltorio de ciencia-ficción para referirse a un collage de dramas humanos con la memoria y el olvido como denominadores comunes. Y ahora, con “Cuerpos descosidos”, llega lo que seguramente sea el mayor despiporre genérico en mi carrera como escritor, ya que se combina drama con novela negra y terror. No es terror puro en el sentido más estrictamente genérico de la palabra, quiero decir que la novela es bastante atípica en ese sentido, y sin embargo la parte de drama y novela negra es tan sombría, tan sórdida y cuenta cosas tan terribles, que yo creo que difícilmente se la puede describir de otra forma sino como “terror”.

-¿Por qué ahora una novela de terror?

De algún modo, era el paso lógico, dado el interés creciente que despierta en mí el género. Ya el año pasado publiqué de forma digital y gratuita “Abominatio”, una antología de nanorrelatos de fantaterror, así como mi relato “Una habitación sin reflejos” para la antología de fantasmas “Taberna espectral” a cargo de Nocte, la Asociación española de escritores de terror a la que pertenezco. Lo cierto es que, hoy por hoy, no me veo volviendo a escribir una novela de corte romántico o una historia de la mal llamada temática “gay” (sabes que detesto usar esta etiqueta absurda). No es que reniegue de ello, ni muchísimo menos, pero supongo que ya he contado todo lo que quería contar en ambos terrenos y, aunque nunca puede decirse de esta agua no beberé, no es eso lo que me pide el cuerpo en estos momentos. Creo que el género de terror tiene una fuerte carga simbólica que se puede usar para hablar de muchos temas importantes. Y bajo mi punto de vista, también se trata de uno de los géneros más permeables que existen, quizás debido al hecho de que resulta tan complicado definir qué es exactamente esto del terror. Curiosamente, también estoy descubriendo que es un género muy encorsetado en el subconsciente colectivo, donde parece haber unos parámetros clarísimos de los ingredientes que lo conforman. A este respecto, y para mi sorpresa, me estoy encontrando con algunos lectores que no creen que “Cuerpos descosidos” pueda ser definida como una novela de terror. Ignoro si se debe al hecho de que no hay monstruos, ni demonios, ni casas encantadas, ni arquetipos tradicionalmente terroríficos, o tal vez a que las escenas gore quedan muy en off y los efectos de choque en un segundo plano, pero el caso es que me he llevado la sorpresa de que, aunque el libro les ha gustado mucho, no lo consideran terror. Por otro lado, también te digo que hay lectores que han captado perfectamente las intenciones de la novela y me han dicho que les parece aterrador lo que cuento en ella, por mucho que renuncie a los resortes más vistosos del género y opte por la sobriedad y la psicología. En este sentido, me ha gustado especialmente una crítica que concluye que “Cuerpos descosidos” es básicamente un tratado sobre el mal en su forma menos metafísica, y que uno de sus personajes le pareció directamente la encarnación del Diablo, sin que haya ninguna temática satánica de por medio. Me encantó leer eso.



-Entonces, ¿podemos decir que “Cuerpos descosidos” vende un terror más bien psicológico?

Sí y no. Está claro que son los trastornos y las conciencias de los personajes a la hora de silenciar determinados actos horrendos lo que origina el terror más genuino en este libro. Y a veces, es precisamente lo que no se cuenta, lo que se deja a la imaginación del lector, precisamente lo que más inquieta. Pero no todo queda en eso. Hay una cita de Clive Barker que me encanta y dice así: “Tememos la muerte y la mutilación, tememos el dolor, la locura y la pérdida, incluso tememos la sexualidad, y sólo dirigiéndonos a estos miedos logramos evitar vivir en un estado de constante inquietud.” Desde luego, no es por casualidad que “Cuerpos descosidos” hable precisamente de todos y cada uno de esos temas que menciona el maestro Barker.

-¿Qué cuentas en “Cuerpos Descosidos”?

Pues yo creo que cuento mi novela más compleja y más completa hasta el momento. Y al mismo tiempo, si me fío de lo que dicen los que la han leído, también la que más engancha. “Cuerpos descosidos” es una historia que habla de forma muy concreta de conceptos muy abstractos: culpa, condena, venganza, redención, dolor… y, como decía en la cita de antes, sin yo saberlo también habla del mal en el sentido menos metafísico. A mí me gusta verla como un puzle en el que poco a poco se van encajando las piezas, pero cuya imagen en conjunto no se revela justo hasta las últimas páginas. Y puedo asegurar que lo que muestra la imagen que sale a la luz es espeluznante. Vamos, a mí me lo parece. Siento no ser mucho más específico, pero me cuesta hablar de la novela sin desvelar sorpresas. Y lo cierto es que tiene unas cuantas.

-¿Qué les dirías a los lectores de Ultratumba para que se interesen por “Cuerpos Descosidos”?

Amigos, con lo caros que están los libros, este os sale a un precio más que asequible. Además, aunque se encuentra en tiendas como la Fnac, La Casa del Libro o El Corte Inglés, si lo pedís a la librería online de la editorial NGC Ficción!, os lo hace llegar directamente a casa sin gastos de envío ni nada (a ver dónde ves tú estas ventajas con los tiempos que corren). De todas formas, si nos dejamos el vil metal a un lado, en “Cuerpos descosidos” encontraréis una novela de terror no precisamente al uso, con personajes que dudo os dejen indiferentes, carga emocional, tensión in crescendo y un desenlace que está siendo bastante comentado. Si ni con esto os convenzo, que espero que sí y ya estéis yendo a por vuestro ejemplar, os invito a visitar el blog oficial de la novela.

-Cuéntame cómo fue el proceso de escribir “Cuerpos Descosidos”.

El auténtico germen de la novela salió tras ver “Dans ma peau”, una película francesa sobre una mujer que se autolesiona tan sólo por el placer que le produce observar su cuerpo herido. Me impresionó y perturbó como pocas veces lo ha hecho una película y lo cierto es que me dejó tan impactado que no dejaba de pensar en ella durante los días posteriores. Fue entonces cuando empecé a investigar sobre el film y descubrí el inquietante mundo de la autolesión y la automutilación, una enfermedad mental mucho más compleja de lo que parece y con algunos casos que llegan a poner la carne de gallina. De ahí emergió el primer personaje de la novela y me puse a pensar: “¿Por qué esta mujer hace esto? ¿Qué la lleva a auto-lesionarse?” Quería distanciarme del enfoque más bien clínico y gélido de “Dans ma peau”, así que empecé a pensar un poco en razones algo más puramente emocionales y, a partir de ahí, fueron saliendo más situaciones y personajes hasta conformar el conjunto de lo que es “Cuerpos descosidos”. Casi fue como hacer un collar de perlas: debajo había un hilo argumental que lo unía todo y cada perla llevaba a la siguiente, hasta que al final se regresaba a la primera, todas ellas encadenadas. Estuve escribiendo la novela en Madrid, durante poco menos de medio año, en el otoño e invierno de 2009. Recuerdo que escuchaba mucho la banda sonora de la película “Hellraiser” para inspirarme. Curiosamente, hace poco estaba escuchando el tema principal de la misma y, ahora que ya tengo una visión en conjunto de mi novela, me sorprendí al comprobar que la estructura de ambas es muy similar, pese a que una sea una pieza musical y la otra escrita: hay un comienzo suave, casi lírico, que va ganando en notas sombrías, hasta alcanzar una especie de crescendo de notas tremendamente oscuras. ¡Hay que ver lo que es el subconsciente!

-Háblame de cómo será la promoción de “Cuerpos Descosidos”.

Como algunos lectores ya sabrán, poco antes del lanzamiento de la novela abrimos “El confesionario de Renée”, que es el blog oficial de la misma, y también creamos un perfil falso de Facebook a nombre de la Papisa Renée Williams, que es uno de los personajes más icónicos de la novela (de hecho, es el que aparece en la portada diseñada por Felideus). También habrá presentaciones, por supuesto. De momento, este mes hemos tenido en Madrid una muy especial en la librería Estudio en Escarlata, con una intervención estrella que ha dado mucho que hablar; y el martes 29 de marzo a las 19:30 tenemos una segunda cita en La Casa del Libro de Gran Vía, con la colaboración del gran Fernando Cámara, que lo cierto es que me hace una ilusión tremenda. Para el mes de abril ya tenemos presentaciones confirmadas en Castellón: en concreto, el viernes 1 tenemos una a las 19: 00h en la librería Argot (Castellón) y el sábado 2 a la misma hora tenemos otra en La Casoleta de La Casa de Cultura (Onda). Espero que los lectores puedan acudir a alguna de las presentaciones, estaremos encantados de tenerlos con nosotros. Por otro lado, habrá más entrevistas en radio y prensa escrita, así que estad atentos.

-¿Está siendo bien recibida la novela?

Pues sin querer sonar arrogante, he de decir que estoy sobrecogido con la buena aceptación que está teniendo. Por el momento, las críticas en general están siendo excelentes, y la gente que lo ha leído no deja de decirme que le ha encantado. Espero que el boca a boca vaya haciendo camino y que cada vez sean más los lectores que se unan a la experiencia.

-¿Qué va a ser lo siguiente?

Como comentaba antes, he firmado contrato para publicar “El manjar inmundo”, seguramente a finales de año o a principios del próximo, si todo va bien. Se trata de una antología de relatos de terror gótico inspirados en cuentos de hadas y, posiblemente, sea mi proyecto literario más ambicioso hasta el momento. Estoy muy orgulloso de esta obra, tal vez por lo mucho que me ha costado escribirla, y lo cierto es que no veo el momento de que esté en la calle para compartirla con mis lectores. Además, tiene una portada espectacular diseñada por mi amigo Fefeto, que estoy convencido de que dará de hablar tanto como la de “Cuerpos descosidos”. Por otro lado, hay algún que otro proyecto común con mis compañeros de Nocte, pero como la cosa está un poco en el aire todavía, prefiero no anticipar nada. En cualquier caso, si el tema sale adelante, puedo aseguraros que será sonado.

-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Buff… ni me acuerdo. Probablemente, algún cuento de hadas en uno de los rollos de papel continuo que traía mi padre de la fábrica donde trabajaba. Lo cierto es que mis padres siempre se preocuparon por estimularnos la imaginación y la creatividad a mi hermano y a mí desde muy pequeños, y en eso les estaré eternamente agradecido. También recuerdo que dibujaba cómics que me inventaba de Indiana Jones, francamente malos. Y en mi adolescencia escribí unos cuantos relatos, todos ellos pésimos y afectados a más no poder. Menos mal que de todo va aprendiendo uno… je, je.

-¿Tienes muchas novelas guardadas que nunca verán la luz?

Que nunca verán la luz contra mi voluntad, pues no te sé decir, espero que ninguna. Ahora bien, que nunca verán la luz porque voluntariamente elija yo que así sea, te diré que el año pasado acabé de escribir una novela más amable y “realista”, en la que pretendía oxigenarme de tanto terror y sordidez, y el resultado me dejó tan frío que no tengo intención de enviarla a ninguna editorial. Menos mal que después volví a la vereda y escribí otra novela de terror con más garra y convicción, y esta sí me encantaría que viera la luz un día de estos.

-Hace año y medio tuvimos una presentación conjunta en la Casa Del Libro. Tú presentabas “Todas Las Maldiciones Del Mundo” y yo “Cuando Acabe El Verano”. ¿Qué recuerdos tienes de ese día?

Recuerdo el nerviosismo que suelo tener en cada presentación, pero que se fue diluyendo al veros a ti, a Miguel G, a Libertad Morán o a Alfonso. También recuerdo que me moría de envidia al oíros hablar a ti y a Miguel, porque tenéis un palique impresionante y yo, que por naturaleza soy tímido, me veía muy poquita cosa a vuestro lado. Pero lo cierto es que fue una tarde muy agradable, con una charla a tres bandas muy distendida y unas copas en el Lío que nos sentaron fenomenal.

-Más tarde volvimos a ser compañeros cuando empezaste a colaborar con Ultratumba. ¿Qué te parece la revista?

Si te soy sincero, lo que más me gusta es el enorme cariño con que se nota que la haces, porque son temas que sé que te encantan, así como el rigor con el que la sigues manteniendo mes tras mes. Pero lo que no te he dicho es que, dado que no tenía ni la menor idea de lo bueno que eres maquetando, cuando me hablaste la primera vez de “Ultratumba” yo pensaba que iba a ser una cosa como más amateur, menos profesional. Y sin embargo, menuda sorpresa me llevé al ver el primer número. Sólo puedo felicitarte y sentirme honrado por formar parte del equipo.


-En varios números has hecho de crítico literario. Diles a los lectores de Ultratumba cuáles son los últimos libros que has leído y que recomiendas.

Curiosamente, los dos últimos que he leído no pertenecen al género de terror. Uno es “Sobreviviré” de David Rees, una novela “gay” (otra vez la puñetera etiqueta) de despertar sexual y emocional bastante ligera, pero que sólo recomiendo a quien no haya leído cosas sobre este tema, pues lo cierto es que no descubre nada nuevo, pese a que en su momento debió de ser todo un boom. Y ya barriendo para casa (NGC Ficción!), el mes pasado leí “Los viejos papeles” de David G. Panadero, novela negra muy interesante centrada en una época muy concreta de nuestro país, y que sirve de homenaje a la literatura pulp de bolsillo. Es amena y se lee de un tirón. Por último, aparte del ensayo “El celuloide rosa” a cargo de Javier García Rodríguez, y un poco adentrándonos por fin en el terror, en estos momentos estoy leyendo “Gothika” de Clara Tahoces, premio Minotauro 2007. Me lo regaló mi hermano por Navidad y, aunque era un poco escéptico por el agotamiento que el sector editorial le ha buscado al género vampírico, lo cierto es que me está sorprendiendo ya sólo porque recupera la figura del vampiro como un ser maligno y sanguinario, lo cual ya hace demasiado que empezaba a echar de menos.

-¿Qué es para ti el terror?

Una de las emociones más complejas que existen, y tal vez el motor que mueve el mundo a demasiados niveles. Hay una novela espléndida de Isaac Rosa, titulada “El país del miedo”, que habla muy bien de esto. El terror es tan complejo y tiene tantas caras que a mí me parece una de las materias literarias más ricas y con mayores posibilidades. Todos reconocemos el terror en la voz diabólica que susurra en mitad de la noche, el vaso que se mueve sin que nadie lo toque o la silueta que nos espera al fondo del pasillo con un hacha en la mano. Pero todo eso son clichés y, si uno no sabe manejarlos, a estas alturas ya quedan en nada. El terror son más cosas. El terror también es encontrar entornada la puerta de nuestro apartamento, sabiendo que la habíamos dejado cerrada antes de acostarnos. El terror es tener al enemigo en casa y no atrevernos a contarlo. El terror es eso que, de pronto, rompe nuestra rutina diaria de forma salvaje y sin concesiones. El terror son horas de espera y conjeturas ciegas… u horas de espera ante algo inevitable. El terror es pensar que algún día podemos perder la cordura. El terror, en definitiva, es la conciencia de no tener ya el control sobre nuestras vidas. Y ahí es precisamente donde radica el terror de “Cuerpos descosidos”. En lo que intuimos tras las páginas en blanco de un diario abruptamente inacabado. En unas manos invisibles que desuellan la piel de una mujer. En unas escaleras que crujen a nuestras espaldas en el peor momento. En que la persona más importante de nuestra vida nos pida un favor tan espantoso que sólo se puede pedir en susurros. Y, por supuesto, en esa culpa que nos corroe como si de un cáncer se tratara, de forma nada metafórica.

-¿Cuáles son tus autores preferidos?

Lo cierto es que hay muchos que me gustan, vamos, cualquiera que me inspire admiración y me aporte algo como lector y como escritor: desde Poe hasta Neil Gaiman, pasando por Bécquer, Lovecraft, Capote o los hermanos Grimm. Pero yo siempre menciono a los que cualquier día de estos llamaré mi Santísima Trinidad: Ray Loriga, Angela Carter y Clive Barker. Diría que son los tres que más me han impactado e influido de forma más directa. Irrepetibles, no me cansaré de decirlo.

-¿De pequeño soñabas con ser escritor?

Totalmente. Desde siempre, me ha gustado escribir historias. Luego lo dejé aparcado una temporada y tonteé con querer ser actor, pero aquello duró poco y la llama literaria se reavivó durante mis estudios universitarios. Supongo que, dado el contacto que se tiene en la infancia con libros de cuentos y la fantasía en general, no es un sueño tan raro entre los niños esto de ser escritor. Lo que ya me extraña más es un anuncio que vi el otro día en el metro, donde una niña proclamaba querer ser “diplomática”, si mal no recuerdo. ¿En serio los niños sueñan con ser diplomáticos?

-No hace mucho te viniste a vivir a Madrid. ¿Cómo fue ese cambio para ti?

No diré que en cierto sentido no fue algo duro, la verdad, sobre todo a nivel de buscar trabajo… pero más complicado está el tema laboral en mi tierra, por desgracia. Afortunadamente, tengo a mi lado a alguien que me quiere y apoya de forma incondicional, y mi familia también ha estado siempre ahí, de modo que por ese lado fenomenal. Por otro lado, he conocido a gente estupenda, como tú mismo y tantos otros… y qué diablos, he escrito mucho más en estos casi dos años que en los últimos cinco que estuve viviendo en Onda.

-¿Te ves viviendo siempre en Madrid?

Nunca digas nunca jamás. Madrid es una ciudad que me gusta, tiene muchos valores y cosas interesantes, pero lo cierto es que quién sabe. Mientras no me echen, aquí me quedo. J

-¿Vivir de la literatura?

¿En España? ¿En serio? A decir verdad, vivir de la literatura en nuestro país es una posibilidad en la que sólo cree la gente que no conoce el mundillo de verdad desde dentro. Los que lo conocemos algo más sabemos que ese es un lujo que se les permite a muy pocos (seguramente, a muchos menos de los que la gente se piensa). Aunque, tal y como está cambiando el sector editorial, con la revolución de Internet y demás, quién sabe si no surgirán nuevos modelos de mercado que permitan lo que, hoy por hoy, nos parece una quimera. Quién sabe…

-Muchas gracias por dedicarnos tu tiempo y suerte con “Cuerpos Descosidos”, aunque no te va a hacer falta.

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